martes, 12 de julio de 2011

KAYROS DOMESTICA PARTE 1

Era cierto que su esposo aportaba mucho para su hogar, de hecho vivía con muchos lujos, ella lo sabía muy bien, pero era inaudito que el precio de una libra de manzanas fuera tan alto en el supermercado, no estaba dispuesta a pagar semejante cantidad por tres manzanas comunes y corrientes... pero se veían apetitosas eso si, ahora Clara estaba entre la espada y la pared, comprar o no comprar las manzanas, sabía que disfrutaría de ellas, sabía que podría hacer muchas cosas deliciosas con ellas, pero también sabía que comprarlas era igual a alimentar la enorme panza del dueño de ese supermercado, significaba que caería victima del consumismo y pagaría cantidades exorbitantes por tres manzanas; después de varios minutos, decidió llevarlas, después de todo, su medico le había recetado las manzanas en el desayuno como parte de su dieta, en realidad había dicho exactamente: "debe comer al menos una manzana por semana", pero ella sabía que esa regla podía romperse si las manzanas alcanzaban del precio de una piedra preciosa.

Ahora que había acabado con las frutas y las verduras, pasaría a los granos básicos, tomó su carretilla y se dirigió al pasillo de granos, pasó por el área de embutidos, luego el de carnes y llegó al de granos, pero cuando estaba a punto de entrar las luces del supermercado se apagaron, el típico ruido de una multitud al enterarse de que estaba en la oscuridad se escuchó y luego las voces y el llanto de uno que otro niño inundaron el lugar; Clara utilizó las luces de su celular para poder ver los precios del arroz, era ella o ¿el supermercado se había vuelto para personas millonarias? el arroz también tenía un precio demasiado alto, pero eso a Claro no le importó ni un comino cuando un grito estremecedor sonó en todo el supermercado, de hecho era extraño que las luces aun no llegaran, ella sabia que el supermercado poseía plantas de energía, pero ese grito lo cambiaba todo, ella caminó con su carretilla hasta las cajas, normalmente ahí había mucha gente y era mejor que supiera lo que pasaba antes de seguir sola por el supermercado.

Las cajas estaban abarrotadas de gente, todas las personas murmuraban cosas, y de pronto un segundo grito, Clara pudo percibir que los gritos provenían de fuera del supermercado, pudo ver fuera, a la luz del día, algunos automóviles aparcados en el gran estacionamiento, pero no era lo único que se veía, también habían personas corriendo mas allá del estacionamiento, sobre la calzada de la calle, Clara se llevó una mano al pecho. Un tercer grito y esta vez quien gritaba entró al supermercado

-¡Cierren las puertas asegurándolas! ¡algo terrible está pasando! ¡rápido, cierren las puertas!- la mujer cayó sentada y se quedó ahí, algunos llegaron a tratar de calmarla.

Muchas personas atravesaron las cajas registradoras y se asomaron a las puertas, llevandose una sorpresa, mas alla del estacionamiento vieron una multitud corriendo despavorida, y pronto esa multitud entró al estacionamiento, algunos incluso saltaban sobre los autos, se dirigían al supermercado.

-¡Rápido, cierren las puertas!- dijo una mujer a voz de cuello.

Los guardias de seguridad corrieron a cerrar las puertas y a asegurarlas y luego cerraron con las cortinas metálicas, obstruyendo la entrada de la enorme multitud y de la única fuente de luz, los gritos de horror de las personas en el exterior sonaban y se hacían cada vez más fuertes, algunos golpeaban las puertas, se podía escuchar incluso, como rompían los cristales de las puertas para luego golpear las cortinas de metal directamente.

-¿pero que está pasando?- preguntó Clara muy asustada, aún con una de sus manos en el pecho.

la mujer que había entrado gritando  se puso de pie y dijo: -fueron los perros, ellos, se volvieron locos, y...-la mujer sollozaba- comenzaron a atacar a todas las personas.

-¿los perros?- le preguntó una mujer que estaba parada al lado de Clara.

-si, los perros...-la mujer se sentó de nuevo y comenzó a sollozar.

-¿cree que se trate de algun brote de rabia?- dijo la mujer a Clara.

-es muy posible, habrá que esperar mientras el ministerio de salud hace algo- dijo Clara.

Los gritos continuaban y las golpizas a la cortina de metal también, de pronto cesaron pero luego un griterío mas grande comenzó y todos pudieron escuchar unos ladridos y luego gritos espeluznantes de la gente, algunos golpes hacia la cortina, algun chillido de perro, ladridos furiosos y luego huesos quebrandose.

-Las puertas traseras, cierren todas las puertas de este supermercado- dijo alguien y los empleados corrieron a las diferentes puertas. 

Clara estaba entre el miedo y la angustia, sentía el estomago tan contraído que creía que en cualquier momento lo vomitaría, escuchar los gritos, los perros y saber que habían personas muriendo allá afuera, niños incluso, era lo más horrible que Clara había escuchado en toda su vida, pero su instinto egoísta le hacía temer más a lo que podría ocurrir si esos perros rabiosos entraran en ese lugar donde no había mucha oportunidad de esconderse, ahí si tendría que decirle adiós  la vida que tanto amaba, a su esposo con quien había compartido, no solo su vida, si no todos sus secretos y su amor. Se sintió más desgraciada cuando vio que ya no tenía saldo para llamarle a su esposo y contarle lo del ataque que estaba ocurriendo en ese mismo momento, la prensa seguramente.... Clara lo pensó y se dio cuenta que era raro que no había sonado ninguna sirena de alguna ambulancia o de la policía, también no escuchaba disparos que seguramente era lo que la policía haría para acabar con alguno de esos animales rabiosos. El celular de Clara sonó, se asustó tanto que pensó que su corazón le saldría por la boca junto con su estomago que ahora estaba tan pequeño como el puño de un bebe, vio de dónde provenía la llamada, era de su esposo y respondió de inmediato

-¡amor, tengo miedo! ¡ ayúdame!

-trata de calmarte, el ministerio ya se está movilizando para controlar el ataque y...

-¿a que te refieres? ¿ya sabias del ataque de los perros? ¿quienes sabían ya? ¿porque no han venido a..

-Todo el país está siendo atacado por animales domesticos, cariño, pero...¿dónde estas?

-estoy encerrada en el supermercado con muchas personas ¡Y NO SABES LO HORRIBLE QUE ES ESCUCHAR COMO ALLÁ AFUERA... CIENTOS DE PERSONAS ESTÁN... ESTÁN SIENDO ASESINADAS POR ANIMALES... Y YO...YO NO PUEDO...- Clara explotó en llanto.

-Mi amor, tranquilízate, pronto esto se acabará, mientras que nadie salga del lugar- un golpe muy fuerte contra la cortina de metal, como si hubiese sido golpeada con una refrigeradora, todas las personas ahogaron un grito, luego otro golpe y otro y pronto las personas en el supermercado comenzaron a gritar, al fondo se podía escuchar un helicóptero- ¿Que está pasando ahi? ¿amor?

-¡no lo sé!, se escuchan golpes fuera del supermercado y las personas están asustadas...

-Oh por dios...

-¿Qué pasa?- preguntó Clara histérica, sabía que esa frase no era común en su esposo salvo razones de peso.

-no creerás... las noticias están haciendo tomas aéreas desde el lugar en donde te encuentras

-¿Y?...

-es demasiado horrible para ser verdad- los golpes fuertes no paraban.

-dime, cuentame que pasa allá afuera

-los perros toman los cadáveres de las personas y las lanzan contra la entrada del supermercado.

-¡¿COMO?!- Clara comenzó a sollozar.

-te lo dije mi amor, trata de calmarte, no salgas de ahí por nada del mundo, al menos me tranquiliza que estés en un área segura, yo también lo estoy, estoy en el décimo piso del edificio y ha sido sellado por completo, simplemente....- la llamada se cortó, Clara maldijo su aparato celular y lo guardó en su cartera, escuchando los golpes constantes en la cortina de metal, sentía asco y terror al saber el origen de esos terribles golpes.

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